Mirando al cielo te das cuenta de que siempre está a la vista. Palabras de Lamarck, un naturalista francés del siglo XVII.
Observamos la naturaleza, también en el siglo XXI. Aunque en esta época muchas veces recurrimos más a lo artificial, que a lo natural.
Las predicciones del tiempo meteorológico cada día tienen más consultas, a través de los dispositivos electrónicos, pero es conveniente saber fluir por la naturaleza mirando al cielo.
Salomón en el libro del Eclesiastés, capítulo 1, versículo 6, escribió:
Sopla el viento del Sur,
rola luego al Norte,
gira encorvandose sin parar la dirección del viento y,
así,
circulando retorna.
Esta sentencia espiritual te ofrece, una idea brillante de lo que es el paso de una borrasca y un anticiclón, de una baja y de una alta presión atmosférica.
Sí Cristóbal Colón llegó con energía eólica hasta el Continente Americano, se pudo servir de este proverbio del libro del Eclesiastés.
Coriolis francés de nacimiento en el siglo XIX, definió sobre la teoría del eje inclinado de la Tierra y promovió su tesis, sobre la fuerza en el desvío del viento.
Observar las nubes corriendo sobre sus tres capas, nos pueden ayudar en muchos casos, tanto en el mar como en la tierra. Vale que hay partes meteorológicos con un tanto por ciento muy elevado de aciertos; pero el saber no ocupa lugar.